03.
1907 — 1929
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Nuestra "Belle Époque"
Bienvenido el siglo XX
Más ventanas para El Palacio
Para celebrar el décimo aniversario de la tienda se tomó la decisión de construir un nuevo edificio, anexo al principal.


El tiempo pasaba en la esquina del faro y el reloj.
La remodelación para las celebraciones del Centenario de la Independencia sería majestuosa: incluía la colocación de una marquesina de hierro y una torre con un faro donde luciría el imponente reloj que habían ordenado de París.

¿Cargar bolsas? Definitivamente no
Como en los almacenes franceses, la mercancía voluminosa se entregaba a domicilio el mismo día de la compra, transportada por elegantes coches a los cuatro puntos cardinales de la ciudad.
Litografía de un coche de reparto Opel de El Palacio de Hierro, ca. 1907
Sucedió en las Fiestas del Centenario.
Aquél día, El Palacio de Hierro participó con un espectacular carro alegórico.
1914:
Las llamas no lo apagaron
El edificio se redujo a cenizas. Sólo se salvaron la herrería de la puerta principal, el medallón tallado en piedra que decía ‘J. Tron y Cía.’, y la escalera de empleados, que aún forma parte del edificio actual del Centro Histórico. Incluso después del incendio, El Palacio de Hierro nunca cerró sus puertas.
Entrevista con Jocelyn Signoret
Descendiente de una de las familias de barcelonettes fundadores de El Palacio de Hierro
El Palacio…a pesar de todo
Luego del incendio de 1914, el Palacio de Hierro se las arregló para seguir dando servicio en el Anexo, un local alquilado en la calle de Ocampo, donde se recibía a los clientes. Las salas de exhibición se ubicaron provisionalmente en los talleres en el “lejano” pueblo de Necatitlán (hoy calle 5 de febrero, a unas 10 cuadras). El estallido de la Revolución Mexicana y la Primera Guerra Mundial pusieron la reconstrucción en pausa: muchos barcelonnettes fueron requeridos para combatir por Francia; incluyendo a Hippolyte Signoret, el director de la empresa, Paul Dubois, el arquitecto a quien se le había encargado el proyecto del nuevo edificio, así como a otros 26 empleados de la tienda.

Boceto de la entrada del El Palacio de Hierro, original del arquitecto Juan Segura, quien trabajó bajo las órdenes de Paul Dubois.
La gran inauguración
de 1921
Después del incendio y con el país en un periodo posrevolucionario, El Palacio de Hierro se reconstruyó como un magnífico edificio transicional que vislumbraba el art déco.

Con el espíritu de su tiempo
El viernes 14 de octubre de 1921, Justin Tron, presidente del Consejo, inauguró formalmente el flamante edificio. La famosa Orquesta Típica Lerdo, ataviada con sombreros mexicanos, tocó La Marsellesa como símbolo de su orgullo francés, además del Himno Nacional mexicano.
Elevadorista del almacén, 1921
Los colores de la luz
El vitral emplomado se mandó a pedir a la ciudad de Nancy, en Francia, para iluminar el patio central de El Palacio de Hierro.

La Orquesta Típica del maestro Lerdo de Tejada ameniza desde el primer piso la inauguración de El Palacio de Hierro.

Aspecto de la nueva cafetería de
El Palacio de Hierro en 1921.
Un nuevo edificio para un nuevo comienzo
A su regreso, Signoret se concentró en un proyecto que había sido aplazado casi una década: un nuevo edificio para El Palacio de Hierro, que no podría sólo ser una copia del anterior. Se buscaba un inmueble de vanguardia, de geometría y estilo contemporáneo, que encarnara el espíritu de los tiempos.
Fue Juan Segura, discípulo de Dubois, quien hizo los primeros bocetos. La empresa francesa Schwartz, Meurer et Bergo se encargó de la estructura que nuevamente sería de hierro y acero.
Madam Rostan, la primera estilista de la moda en México
Como símbolo de los nuevos tiempos, en 1929 la empresa J. Tron y Cía., integró a su plantilla a Marguerite Rostan, una joven alsaciana que con el tiempo se convirtió en la primera fashion stylist del país.

Madame Rostan al momento de su desembarco en Veracruz, 1929

Fragmento de una entrevista hecha por Elena Poniatowska a Madame Rostan
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